Flor de pétalos suaves
con el cerebro trepanado
por los deseos
y las lluvias.
Ángel de dios,
niña perdida,
deja de llorar
y afronta la vida.
Te lo he dicho mil veces,
no te consideres desvalida,
pues siempre habrá una estrella
que a tu lado siga
porque todas las cuevas
tienen una salida.
Tú misma soy yo,
búscame sin fatiga,
escribiendo torpemente
y sin intención de nada
encontraremos las dos juntas
nuestra siguiente morada.
En el próximo recodo
tendrás una nueva pista
que te dirá
lo cerca que estoy de ti.
Consuélate,
mujer sin consuelo,
que las dos juntas en la tierra
sabremos encontrar el cielo,
que no es más que la armonía
y el equilibrio
consigo misma.
con el cerebro trepanado
por los deseos
y las lluvias.
Ángel de dios,
niña perdida,
deja de llorar
y afronta la vida.
Te lo he dicho mil veces,
no te consideres desvalida,
pues siempre habrá una estrella
que a tu lado siga
porque todas las cuevas
tienen una salida.
Tú misma soy yo,
búscame sin fatiga,
escribiendo torpemente
y sin intención de nada
encontraremos las dos juntas
nuestra siguiente morada.
En el próximo recodo
tendrás una nueva pista
que te dirá
lo cerca que estoy de ti.
Consuélate,
mujer sin consuelo,
que las dos juntas en la tierra
sabremos encontrar el cielo,
que no es más que la armonía
y el equilibrio
consigo misma.
"Cachitos de vida, libro libre."
27 de septiembre de 2002. Mari Cruces de la Flor Gallego.
PALABRAS DE TALLER “EL SERIJO” DE DAIMIEL.
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